¿Viajes de un día? Destino Copenhague

2 años ago
Enrique Puertas
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Hallo Copenhague

Hablar de Copenhague es hablar de la ciudad bipolar por excelencia pero no una bipolaridad negativa como se suele entender. Allí te puedes encontrar desde un asentamiento hippie al margen de la ley, contenedores marítimos con puestos de comida de todas partes del mundo, sirenas que transforman la esencia de la ciudad y, como no, las famosas bicicletas como forma de transporte. Por eso digo que es la ciudad bipolar por excelencia, porque no sabes qué puedes encontrarte allí.

La experiencia pudo darse de forma sencilla dada la proximidad de la capital danesa a Malmö, en Suecia, ciudad que ya sabéis que pude disfrutar. También puedo agradecer a mi primo Anders que allí vive y que nos prestó a mi y a mi amigo Raúl (pozuelo07) sus bicicletas para poder disfrutar de una manera ecológica y al más puro estilo danés.

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Conociendo la «La Riviera» danesa

Para llegar a Copenhague desde Malmö, lo único que hay que hacer es acudir a la estación de tren Malmö centralen y coger el tren Copenhague-Öresund en dirección Copenhague, con un precio aproximado de 13,50€. En una media hora te encontrarás en Dinamarca.

Nuestro viaje comenzó en el famoso barrio de Christiania, en pleno centro de la ciudad. Llama la atención este lugar, pues es una zona de Copenhague al margen de las leyes danesas. De hecho, cuentan con una bandera propia, y su población se declara independiente de Dinamarca. Esta independencia conlleva que tampoco se sienten miembros de la Unión Europea, tal y como se muestra a la entrada, con un cartel que indica que el visitante está saliendo de la Unión Europea. Además, dentro de los límites de Christiania “se permite” el consumo de drogas blandas, incluso hay puestos a plena luz del día donde puedes comprar estos tipos de droga.

Admiro la gran diversidad de la ciudad de Copenhague, y la capacidad que tiene de sorprender al turista.

Al margen de temas legales, Christiania es un lugar precioso en el que apreciar nuevas culturas y tradiciones humanas, totalmente distintas de las europeas: pareciera que viajamos en el tiempo a la época hippie de los años 60. Pudimos descubrir viviendas con una arquitectura de dudosa fiabilidad pero con unas formas inusuales. Al menos no hay constancia en este texto de accidentes arquitectónicos.

Salida de Christiania

Una cultura muy, pero que muy hippie

Haciendo honor a la cultura hippie, la naturaleza abunda en este precioso distrito de Copenhague. No existe el coche como medio de transporte, a lo sumo puedes embarcar en los botes que permiten recorrer el canal de Stadsgraven. También es notoria la presencia de comercios con productos naturales, seguramente los cuales sean la principal actividad económica, compartiendo protagonismo con la venta de drogas blandas. Por desgracia no pudimos realizar fotografías debido a que está prohibido dentro de los límites perimetrales.

Una vez quedamos fascinados ante la magia de Christiania, cogimos las bicicletas y recorrimos la ciudad. Visitamos, como no, la famosa escultura de “La sirenita”, símbolo de la ciudad que hace referencia a la protagonista de la obra de Hans Christian Andersen. Por supuesto, nos hicimos fotos allí fotos decentes y también algún que otro posado ridículo.

Sirena de Copenhague

¿Qué más ver?

También tuvimos la oportunidad de visitar el palacio de Amalienborg, con un entorno similar al Palacio de El Pardo en Madrid, y el Jardín del Rey o Kogens Have, con el Castillo de Rosenborg como principal exponente. Llamaba la atención lo bien cuidados que tenían los jardines allí. También pudimos sentirnos daneses por un momento cuando los turistas querían hacerse fotos con nosotros y nuestras bicicletas, como si fuéramos nativos.

¿Cómo es la comida?

La gastronomía danesa la puso Reffen, un lugar insólito para probar comida de todo el mundo. Es una especie de mercado con restaurantes localizados en contenedores marítimos, lo cual añadía una belleza peculiar a nuestra experiencia. Para comer decidí probar los famosos Gyros griegos, ya que ese mismo año realizaría mi Erasmus en tierras griegas. Hay que tener en cuenta que este mercado permanece cerrado en invierno.

Seguimos con nuestra ruta

Por último, aprovechamos para recorrer el Canal de Nyhavn en barco y recorrer la ciudad a través de su belleza. El precio rondaba alrededor de los 5-10€ y permitía observar lugares tan hermosos como la Ópera de Copenhague o las casitas de colores alrededor de dicho canal. También pudimos ver las habilidades del conductor en zonas un tanto complicadas del canal.

En conclusión, admiro la gran diversidad de la ciudad de Copenhague, y la capacidad que tiene de sorprender al turista. Sin duda es una ciudad que tiene mucho para ofrecer y, en mi opinión, no explota públicamente la imagen que podría llegar a tener de cara al turismo. Sin duda, creo que tengo un viaje pendiente para descubrir aún más la belleza de Dinamarca.

Autor: Enrique Puertas

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2 comentarios

  • Jordi Alba

    Qué relato tan interesante, no solo me ha hecho imaginarme caminando por las calles sino también de ir a ver por mis propios ojos todos esos detalles.
    Un saludo, Jordi.

    • Andreína Pérez

      Ha sido un viaje maravilloso el que nos ha presentado nuestro querido viajero, esperamos pronto sus nuevas aventuras!!
      Un abrazo Andreína Pérez, CEO Never Unpack