La mañana comenzaba con una excusión a uno de los templos más bonitos, el templo de Philae. Su ubicación ya es en sí, peculiar, ya que está situado en una pequeña isla a la que solo puedes acceder en barcas. La realidad es que también fue uno de los afectados por la construcción de la Presa de Aswan, quedando sumergido bajo sus aguas, por lo que fue trasladado a esta nueva localización. Todo un acierto, en mi opinión.