Hay historias que empiezan mal, y quizás esta era una de ellas. Un viaje que parecía ser un fracaso desde el primer día, pero que al final fue todo lo contrario. Y así fue como el destino, los caprichos del volcán y en sí mi subconsciente me llevarían unos días a Tenerife empezando por La Laguna. Un viaje que me ayudó en parte a reencontrarme con mis raíces, a recordarme que siempre están ahí, que no es que lo olvide, pero anda lo que se extraña el hogar.