Creo que, para viajar de verdad, a veces hay que dejarse llevar y perderse. Y así un poco fue como acabamos mi amiga Stefania y yo. En una parada que ni sabíamos los horarios con certezas, ni la vía. Y dirán, “pero no sería tan difícil, ¿no?” Bueno, cuando le preguntas a 5 personas cómo ir a Altea y ninguno sabe, o te dicen cosas contrarias… Ahí se complica la cosa. Gracias a que una chica de la zona nos vio la cara de perdidas y nos dio un viaje que nunca olvidaríamos.