Cuando hablamos de República Dominicana, el primer lugar que nos viene a la cabeza es Punta Cana como principal destino turístico. Adaptado a las necesidades turísticas, es un lugar que pierde la esencia dominicana, si así se quiere vivir. Pero República Dominicana es mucho más grande que eso: es alegría, es calidez, gente servicial, costumbres diferentes, cercanía, gastronomía que jamás olvidaré. Allí tuve la oportunidad de visitar dos lugares increíbles: Santo Domingo y Samaná.
El vuelo a Santo Domingo desde Madrid salió a 500€ ida y vuelta (250€ por trayecto), lo cual es un precio muy bueno para cruzar el océano Atlántico, con la compañía World2Fly. También tiene vuelos baratos a Cuba, Cancún y Punta Cana. La comodidad del vuelo es similar a la de Ryanair, incluyendo, por supuesto, comida y/o desayuno según la hora del vuelo y una pantalla en cada asiento a modo de entretenimiento.
Una vez a mi llegada, me esperaba mi buen amigo Pedro, amigo de la infancia, con el que estuve durante toda mi estancia allí. Incluso, me permitió alojarse en su casa. Y desde aquí le agradezco todo lo que ha hecho por mí (Te espero de nuevo en Madrid).
Los primeros días en República Dominicana fui a visitar la ciudad. Tuve tiempo de recorrer la zona en la que me alojaba, Bella Vista, y pude notar las diferencias con respecto a la distribución de Madrid. Calles con una estructura que se asemejaba a la de Estados Unidos. Destacando los comercios alrededor de la carretera principal, muchos cruces y pocos semáforos (me daba miedo conducir, imagino que similar a lo que sería Roma en Italia).
De Santo Domingo la mejor por parte es el área de la Zona Colonial, la cual conserva muchos de los monumentos más antiguos de la llegada de Colón a América. Tales como el primer hospital, o la primera catedral que se construyó en América por parte de los colonizadores. Entre sus calles se respira un aura diferente al cual haya sentido antes en otro lugar. Se respira otra época, como si el tiempo por allí no hubiera cambiado. Gracias a Gonzalo, un buen guía que me acompañó, pude aprender un poco de la historia que allí se podía sentir incluso en la actualidad.
Durante el trayecto, Gonzalo me explicó los distintos edificios gubernamentales que allí se hallaban. Y muy importante, también los distintos cambios que se produjeron debido a las invasiones estadounidenses y haitianas tras su independencia como colonia española. Visitamos la catedral, la cual nada tenía que ver a las catedrales a las que acostumbramos en Europa, tenía un estilo diferente. Además, tuve la oportunidad de visitar el Museo de Larimar, un mineral único en el mundo, cuya naturaleza única se encuentra en República Dominicana, de un color azul precioso.
El recorrido también incluía varios museos, los cuales estaban cerrados ese día debido a que se conmemoraba el 500 aniversario de la llegada de Cristóbal Colón a la isla (5 de diciembre de 1522). También, visitamos la casa donde vivió Hernán Cortés, la Alcazaba, entre otros edificios, y hubo tiempo también de comprar unos souvenirs para llevar a España.
Otros lugares de los cuales me quedé enamorado fue el Parque Nacional de los Tres Ojos. Un lugar único que alberga cuatro lagos subterráneos dentro de cuevas que hacen las delicias de todos los visitantes que se acercan a ellas. Con sus aguas cristalinas en plena capital de Santo Domingo, se hace un lugar imprescindible para visitar por apenas 15€.
Se distinguen cuatro lugares:
Otro de los lugares que me impactó fue el Faro de Colón en Santo Domingo. Prácticamente un monumento dirigido al orgullo americano como unión de países hermanos del mismo continente. Una construcción, podría decir megalítica, en la cual aparecen inscritos los nombres de todos los países de América, algunos de los cuales ni siquiera sabía que existían. Por dentro, el lugar se asemejaba a un edificio religioso con un encanto singular.
Aún me quedan muchos lugares por visitar, como por ejemplo Barahona, Bahía de las Águilas, Santiago de los Caballeros, Boca Chica, etc. Por lo que aún me quedan un par de viajes por hacer allá. En próximas entradas hablaré de Las Terrenas (Samaná), un lugar que me pareció mágico tanto por su naturaleza como por su gente. ¡No te pierdas mi próxima aventura con Never Unpack!