Recorriendo Praga, la ciudad dorada

4 años ago
Yaiza García García
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Muchos la llaman la ciudad dorada, porque según los checos, ese es el color que
adquieren sus edificios cuando el sol ilumina sus fachadas. Otros la consideran sacada de
un cuento de hadas. Edificios antiguos, puentes medievales y bares con las bebidas
más extravagantes. Sí, hablamos de Praga, una de las ciudades más bonitas de Europa.
Pasear por la Ciudad Vieja es, sin duda, la joya de la corona. En ella encontramos la
plaza principal y el gran Reloj Astronómico. Es uno de los más antiguos del planeta, se
construyó en el siglo XV y en cada hora puedes ver las figuras de los doce apóstoles.
Normalmente este es el lugar más concurrido de la ciudad y es muy complicado
encontrarlo vacío, incluso a primera hora de la mañana.

La ruta continúa y la siguiente parada obligatoria es el famoso Puente de Carlos. Un
puente que conecta la Ciudad Vieja y la Ciudad Pequeña, con más de diez estatuas
gigantescas a los lados y mucha mucha gente recorriéndolo, así que el trayecto se
puede hacer algo largo.

Una vez cruzado el puente, caminamos hacia lo alto de una colina donde se encuentra
el gran Castillo de Praga. Es un poco atípico, ya que está formado por varios edificios,
como catedrales, callejones, torres, etc. Para llegar allí atravesarás el Callejón de Oro,
una calle muy pintoresca con muchísimas tiendas artesanales y bares. Aviso: tómate la
subida con calma porque es un poco empinada y no hay necesidad de llegar arriba sin
aliento. Una vez en la cima, se ve toda la ciudad. La verdad es que me esperaba que
fuesen mucho más espectaculares, así que, si buscáis panorámica de Praga, no os
recomiendo lo alto del castillo.

Tras todo el día recorriendo las calles de Praga, decidimos coger un tranvía hasta la
famosa Plaza de Wenceslao, una plaza gigante con un edificio estilo Capitolio de EEUU
en el centro. Aquí encontrarás muchísimas tiendas, tanto baratas como de marca, así
como varias tiendas de caramelos. Estas últimas están por toda la ciudad y tienen una
pinta espectacular. En la plaza también se encuentra una de las mejores discotecas de
Praga, DUPLEX, en lo alto de una azotea. Durante el día es un restaurante y bar. Los
precios no son muy económicos, pero tampoco astronómicos. Os lo recomiendo
muchísimo si queréis salir de fiesta con un ambiente más exclusivo.

Pero, ahora lo importante, dónde me puedo a tomarme un buen cóctel. La parada
obligatoria es Hemingways Bar. No os decepcionará, os lo prometo. Con un ambiente
clandestino, luz tenue, rodeado de libros, se encuentran los cócteles más curiosos y
originales de la ciudad. Desde un cóctel frutal dentro de una manzana, pasando por
una copa de Juego de Tronos, para que te sientas como Cersei o Tyrion Lannister,
hasta un dispensador gigante de alcohol. Además, el local tiene sus propias normas
como, por ejemplo, no hablar en voz alta, para mantener la atmósfera del escritor y
periodista estadounidense.

Además, si queréis seguir en esa línea, hay otro bar bastante cerca dentro de un hotel,
llamado Be Bop Bar. Los precios son los mismos, no especialmente caros para la
presentación que estos conllevan. Aquí encontrarás, cócteles servidos en una cafetera
italiana, en la lámpara de Aladdin, o dentro de una jaula de pájaro, para la que primero
tendrás que adivinar qué contraseña lleva el candado. Toda una experiencia.
En general, Praga es un sitio muy pequeño y no os recomiendo pasar más de un día en
la ciudad. Si madrugáis, os dará tiempo a verlo todo. Además, con el cambio de
moneda, es bastante económico. Incluso el transporte. Mi recomendación es que, si
vais más de un día, os compréis el ticket de 72h, que cuesta unos 13€
aproximadamente y podéis utilizar todos los transportes. Se puede comprar
perfectamente en el aeropuerto.

Si tenéis la oportunidad, ¡no dejéis de visitar la ciudad de oro!

Autor: Yaiza García García

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