Primera parte en Egipto

4 años ago
Yaiza García García
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Lúxor, tierra de faraones

Todos tenemos sueños desde muy pequeños, sueños que parecen inalcanzables, casi imposibles, pero yo he tenido la suerte de cumplir uno de ellos, viajar a Egipto, la tierra de los faraones. Tomamos la decisión de un día para otro, una mañana estaba en la agencia de viajes preguntado por precios y dos semanas después estaba entre pirámides. Y menos mal, porque a los pocos días de volver a España, el mundo se sumió en un confinamiento que parecía sacado de una película, por la pandemia del coronavirus. ¡Por los pelos!

Aunque a mí me hubiese gustado disfrutar del país por libre, ya que no soy muy fan de los viajes organizados, me gusta más improvisar, mis padres decidieron que era mejor contratar el viaje a través de una agencia. Si estáis interesados en conocer cómo es un viaje organizado a Egipto, aquí tenéis el post de “Cómo es viajar con una agencia de viajes a la tierra de los faraones.

Después de una larga odisea por los aeropuertos egipcios, por fin llegamos a la orilla del Nilo, donde se encontraban decenas de motonaves en fila. Una de ellas, la Sarah II, era la nuestra. Para llegar hasta nuestro barco, tuvimos que cruzar todas las anteriores, y creedme, no eran pocas.

Era la una y media de la madrugada. Estábamos destrozados después de un día entero viajando. Nos hicieron reunirnos en la cafetería antes de irnos a dormir para conocer al guía y saber cuáles era el plan del día siguiente.

Al llegar a nuestro camarote triple con vistas al río, la cena fría de ese día nos estaba esperando en platos envasados. Yo la verdad que estaba tan cansada, nerviosa e intentando asimilar que estaba en Egipto que no comí nada.

Colossos de Mennon

“Al día siguiente”, o más bien pocas horas después, concretamente a las cinco de la mañana, tocaba despertarse para ir al buffet a desayunar. Un buffet muy variado y con una comida bastante buena (las bebidas no estaban incluidas).

Ni siquiera había salido el sol. Caminamos hacia una barca y nos llevaron a la otra orilla del río Nilo, durante siglos, el río más grande del mundo. La columna vertebral de la civilización egipcia.

Acabábamos de empezar el día y ya sabíamos que nuestro guía, Hagag, Pedro para los amigos, sería lo mejor del viaje. Hablaba español mejor que nosotros y tenía un arte expresándose que no era ni normal. Desde el primer momento, me convertí en su favorita de la semana, me llamaba la princesa alemana. Decía que era súper mandona y que nadie podía manejarme, no se equivocaba la verdad.

Nos dirigíamos a Lúxor, capital del Imperio Nuevo del Antiguo Egipto. Lo primero que me llamó la atención de aquel lugar era la pobreza. Edificios bajos derruidos, poca higiene y carreteras de arena. Fue el primer gran impacto con este país.

La primera parada fueron los Colosos de Memnón, dos imponentes estatuas de piedra del faraón Amenhotep III rodeados de globos aerostáticos. El paisaje era digno de una postal. Tras unos 15 minutos admirando la estampa, volvimos al autobús y pusimos rumbo al Valle de los Reyes.

Colossos de Memnón

Se trata de una necrópolis del Antiguo Egipto envuelta en roca en medio del desierto con más de 60 tumbas, las más conocidas del Imperio Nuevo.

El Valle de los Reyes se construyó como lugar de descanso para toda la eternidad, pero ha sido objeto de muchos saqueos a lo largo de los años, menos una tumba, la del joven faraón Tuthankamon. De ahí que se haya convertido en el personaje más famoso de la historia egipcia, porque estaba repleta de tesoros, mientras que el resto, estaban prácticamente vacías. Sin embargo, decidimos no entrar a su tumba, ya que había que pagar un precio adicional (10€ aprox) y no nos la recomendaron porque está prácticamente vacía.

Valles de los Reyes Tunthankamon

Merece muchísimo la pena entrar en las tumbas, puesto que están llenas de jeroglíficos muy coloridos perfectamente conservados que parecen sacados de una película. El tiempo no ha conseguido borrar las historias que envuelven las paredes y eso es algo espectacular.

Nosotros elegimos las tumbas de Ramsés IV, con jeroglíficos muy coloridos y bien conservados. Tras entrar por una pequeña puerta y bajar una cuesta, vemos como se impone un gigante sarcófago de piedra. Es, en toda regla, un viaje al pasado mejor que la serie Dark y sus cuevas de Winden.

También entramos a las tumbas de Merenptah y Ramsés III, algo oscura y tétrica, pero con una atmósfera espectacular.

Si quieres sacar fotos dentro de las tumbas, tendrás que hacerlo con tu móvil, ya que las cámaras fotográficas están prohibidas, a no ser que pagues unos 300 EGP por el permiso. También puedes sobornar a los guardias que se encuentran dentro, suele funcionar, nosotros lo hicimos en una de las pirámides.

La siguiente parada era el templo de la reina Hatshepsut a pocos minutos del Valle. Es uno de los más impresionantes, ya que se encuentra excavado en medio de una gran roca, las fotos no hacen justicia a la inmensidad del lugar.

Hatshepsut fue una de las primeras exponentes del feminismo en la historia, siendo la primera faraona mujer, pero se vio obligada a vestirse como un hombre para que la dejasen reinar. Había muchísima gente y sacarse una foto en condiciones era tarea imposible.

Tras el recorrido por el gigante Valle de los Reyes, era hora de volver a la otra orilla del Nilo, a la este, para visitar dos de los templos más bien conservados de todo el país, el Templo de Lúxor y el Templo de Karnak.

Autor: Yaiza García García

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