Hay historias que empiezan mal, y quizás esta era una de ellas. Un viaje que parecía ser un fracaso desde el primer día, pero que al final fue todo lo contrario. Y así fue como el destino, los caprichos del volcán y en sí mi subconsciente me llevarían unos días a Tenerife empezando por La Laguna. Un viaje que me ayudó en parte a reencontrarme con mis raíces, a recordarme que siempre están ahí, que no es que lo olvide, pero anda lo que se extraña el hogar.
Todo empezó con unas “vacaciones” a La Palma, pero bueno, todos saben que desde septiembre poca seguridad hemos tenido en nuestra Isla Bonita debido al volcán. Aunque creía que por fin me vería con los míos, un mensaje de Iberia lo cambió todo. Y lo que parecía un viaje a La Palma se tornó a una aventura por Tenerife.
Tenía una ventaja, eso sí, que mis padres vendrían en el fin de semana a Tenerife. Así que viaje a La Palma cancelado, perfecto, opción b, ir a Tenerife. Tras pasar unos días allí, iríamos todos a casita en barco, todo solucionado.
Sin tenerlo muy claro compré sin pensarlo un pasaje y todos los planes los cambié por completo. Un día después estaría en medio de la T4 con los nervios del viaje y de los reencuentros que tanto me caracterizan. Pero no, no todo iba a ser fácil.
Cuál fue mi sorpresa al mirar la pantalla y el localizador de mi vuelo y ver el nombre: Tenerife Sur. Pensarán, “Andreína, pero eso no es ningún drama”. Bueno, teniendo en cuenta que había comprado otro vuelo que creía que iba a Tenerife Norte con todo el plan reesctructurado. Luego, que Iberia no me había dado ningún voucher ni me deja arreglarlo (y a día de hoy siguen sin mandármelo cuando tuve que volver a llamarles). Y a esto, le sumamos que la casa de mis abuelos está La Laguna (en la otra punta de la isla) y mis primos al mediodía se iban de casa. Resultado: Andreína sin llaves y sin primos que la pudieran ayudar…
Aunque todo empezó mal, bendita mi suerte y benditos mis amigos. Mi querido Mansour, que le conocerán por el viaje de Budapest, llegó para salvarme. Contra todo pronóstico llegué a mi destino justo a tiempo. Y es que Tenerife me recibía llena de lluvia y frío. Vamos, no es que en la Laguna esperara un calor incesante, pero tampoco hubiera estado mal.
Mi primer destino modo turista fue La Laguna. Un lugar en el que he ido siempre que voy a Tenerife, pero creo que nunca había hecho turisteo como tal. Y la verdad, vi este hermoso municipio con otros ojos. En su momento mi amiga Dalila me había enseñado algunas cosillas, pero creo que nunca me había parado observar con calma.
Les voy a contar un secreto: en La Laguna siempre lleven un paraguas. No se imaginan la que me calló, pero aun así valió mucho la experiencia. Tras un café en El Dilema Café, fui directa, casi corriendo, a la Fundación Cristino de Vera de Caja Canarias. Cerraba a las 14:00 y era la 13:30. Con suerte podría ver la muestra, aunque fuera media hora. Sin duda, la carrera mereció la pena. No conocía al autor y poeta de la muestra, Cristino de Vera fue para mi todo un descubrimiento. Sus obras que mezclaban escenas normales, la muerte y la mezcla de colores con esa pulcritud y talento, me pareció admirable. Muy recomendable verla, además es gratuita.
Cristino de Vera Reyes (Santa Cruz de Tenerife, España, 1931) es un pintor español, Premio Nacional de Artes Plásticas en 1998 y Premio Canarias de Bellas Artes e Interpretación en 2005. Como lo define en una entrevista el periodista Juan Cruz: Artista de un enorme misticismo. durante años pintó paisajes que contenían la complejidad del tiempo y de la muerte.
Disfrutando de cada cuadro, en media hora corriendo tuve la suerte de poder ver todo. Pero lo cierto es que me quedé con ganas de poder ver el documental que exponían y observar la muestra con calma. Volveré para verla, eso sin duda. Pero bueno, sigamos nuestro camino hacia la otra parada: Museo de Historia y Antropología de Tenerife. En este museo pude disfrutar de la historia de las conquistas y la llegada de los españoles a Canarias, de cómo fue la integración de ambas culturas tan diferentes. Y otra de los datos curiosos que aprendí fue el avance de la historia en esta isla tanto en las costumbres que se mantuvieron como las formas económicas que se desarrollaron.
Es un museo que creo que les puedes ayudar a tener una idea general de algunos datos importante de la historia de nuestras islas. Abre todos los días hasta las 19:00H, solo los domingos y festivos cierra a las 17:00. Y otra cosa que les gustará: es gratuito. Una de las grandes ventajas durante mi ruta es que gran parte de las cosas eran gratuitas así que es un viaje muy económico.
Para hacer tiempo, intenté visitar la Casa Salazar, pero esta estaba cerrada y abría a las 15:00. Esto cambiaba un poco mis planes porque sobre esa hora quería ir a casa a descansar para luego bajar a Santa Cruz (pueden ir en tranvía y tienen que descargarse la App Ten+móvil). Decidí quedarme y poder ver de este modo todo lo que me quedaba por allí. Viendo así el edificio de la UNED, La Iglesia y exconvento de San Agustín (ya volveremos a este lugar), y la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción. Tienen que ir a ver esta última, es preciosa y creo que cuesta si no eres residente pagar un euro o así, por el precio merece la pena.
Cuando pasé por la Iglesia y exconvento de San Agustín me llamó la atención como una parte de ella estaba totalmente en ruinas. Por lo que parecía ser un antiguo ventanal se podía ver toda la estructura interior y parte de los restos de lo que fue la iglesia. Justo a la idea camino a la Iglesia de la Concepción hice mi primera parada en el convento y a la vuelta una señora llamó mi atención. Anteriormente había visto un cordón, pero no entendía que era… Hasta que conocí a Rosario.
Una señora de más de 60 años con una sonrisa saludaba a todo el turista que se acercaba y le recomendaba que mirara por el ventanal que media hora antes también había visto. Con su simpatía se despedía de ellos mientras parecía preparar unas bandejas. Fue así cómo mi curiosidad me llevó a ella la cual me recibió también con una enorme sonrisa.
No pude evitarlo, necesitaba entender qué estaba haciendo. Primero hablamos de la iglesia, y me contó la historia del lugar. Por lo visto un terrible incendio en los años 60 había destrozado todo el interior del convento, hoy en día solo se mantiene la fachada y algunos pilares interiores, pero la vida había vuelto a este entorno. Lleno de flores, arbustos y un huésped que nunca ha salido de allí.
Rosario me miraba de reojo mientras me contaba sobre la iglesia que tantas dudas me suscitaba hasta que así fue como me presentó a su inquilino, el pequeño Misifú. Un gato precioso de pelaje blanco y gris moteada de negro que ha hecho de estas ruinas su hogar. Nuestro pequeño protagonista gatuno lleva más de 10 años viviendo allí y Rosario todos los días va a hacerle compañía y a darle de comer. Justo ella vive enfrente y también tiene una mercería que le recomiendo ir, donde les recibirá con una sonrisa y una voz adorable.
Para terminar este post he querido dejarles una lista de cosas que ver y hacer en La Laguna que no pueden faltar y que estoy segura de que les gustarán:
Ya tienes una ruta perfecta para tus próximas vacaciones por Tenerife. Pero traqui que tenemos otro post preparado con más lugares que visitar y, sobre todo, con recomendaciones de comida, que nunca vienen mal. Y recuerda, puedes seguir todos nuestros viajes en nuestras redes sociales y no te olvides de viajar, conocer, descubrir y aprender de cada rincón que visites. ¡Hasta la próxima!
[…] y Santa Cruz de Tenerife. Que un poco como en La Palma, parece un túnel del tiempo el tranvía. En La Laguna frío y en Santa Cruz calor. Suele ser lo habitual. Pero claro, mi viaje no había empezado con […]