Creo que cuando pensamos en las Islas Canarias lo primero que se nos viene a la cabeza es la palabra “turismo”. Y sí, gran parte de las islas es eso, pero no lo es todo. Mi nombre es Alba Doria, vivo en Gran Canaria y puedo asegurar que este último verano he descubierto más curiosidades de la isla que de mi misma. Debido a la situación en la que hemos estado, no he podido salir de aquí, pero tampoco me ha hecho falta porque me he dado cuenta de que mi isla esconde mucho más de lo que imaginaba y eso es lo que les voy a mostrar. Sí, tenemos muchas playas bonitas, pero poco se habla del interior, de nuestras montañas y barrancos. De eso empezaré a hablar.
Hace muy poquito visité el barranco de los cernícalos, una jungla en medio de la isla. Es una caminata preciosa, cuyo final lleva a dos grandes cascadas. El camino de estas recorre todo el barranco y se puede ir observando a medida que vas avanzando. Hay ciertos momentos en los que tienes que estar más pendiente al terreno, pero de por sí es un camino accesible para todos. He visto desde niños y niñas muy pequeños, hasta personas mayores llegar hasta el final del barranco. Lo bonito y especial de este lugar es poder llegar hasta el final y disfrutar de un baño en una de estas preciosas cascadas. Podría afirmar que es uno de los lugares más bonitos y distintos de la isla. No parece que estés en Gran Canaria, este barranco te transporta hacia otro mundo, una jungla en medio de la ciudad.
No sabía de su existencia hasta hace poco más de un mes que estaba en Gran Canaria. La Garita es una playa que se encuentra en el municipio de Telde. No es una playa muy concurrida ni muy conocida, excepto para los que vivimos por aquí cerca. Al lado de La Garita se encuentra Palos, una playa algo escondida que es frecuentada por surferos y surferas de la isla. Entre estas dos playas se encuentra la Cueva de los mil colores de la Reina Mora. Se podría decir que es una cueva secreta porque su acceso lo es, no se ve a simple vista y tienes que conocer su entrada para poder respirar la tranquilidad del lugar. Su nombre es así porque hay ciertos amaneceres en los que el sol se coloca frente a la cueva y esta se llena de color gracias al reflejo del sol. Como curiosidad de este precioso lugar tienes que tener en cuenta que si quieres visitarlo la marea ha de estar baja, ya que si está muy alta es imposible acceder.
Pero tranquilos que aún queda mucha aventura por vivir con Alba, esta es sola la primera parte, así que nos vemos en el siguiente post. Y recuerden, viajen, creen, descubran y nunca paren de soñar.