Nuestro viaje por Turquía continuaba y ahora nos tocaba la parada más esperada: Capadocia. Sí, chicos, ese lugar que sale en mil anuncios de la televisión y agencias de viajes con cientos de globos volando sobre una ciudad de piedra con chimeneas de hadas, existe. Y es lo más impresionante que he visto en mi vida.
Decidimos coger un vuelo interno desde Estambul a Kayseri, ya que ir en coche o autobús, nos hubiera supuesto 12 horas de trayecto aproximadamente, un tiempo que no teníamos. Además, el precio fue muy barato, unos 20 euros por persona con comida incluida gracias a Turkish Airlines. Habíamos contratado, a través del hotel, un servicio de shuttle (transporte desde el aeropuerto hasta el hotel), por lo que nos recogieron a la salida de la terminal y nos llevaron al hotel en un minibús de unas 14 plazas, con aire acondicionado y asientos muy cómodos por solo 7 euros. Contratamos este servicio para la vuelta también.
Llegamos al hotel de madrugada y nada más llegar, hablamos con el recepcionista para contratar las excursiones de los próximos días. Nosotras nos alojamos en Göreme Valley House y lo recomendamos muchísimo. La localización era estupenda y el servicio también. Elegimos este lugar en relación a la calidad-precio, ya que era uno de los alojamientos más baratos, pero con mejores valoraciones. Cuando solucionamos el tema de los tours, nos fuimos a “dormir” y sí, lo pongo entre comillas porque después del avión, varias horas en coche, solo pudimos descansar dos horas.
A las 4:15 tocaba ponerse en pie para montarnos en globo. La empresa del globo nos recogió en el hotel media hora después y nos llevó a su oficina, donde había decenas de personas esperando. Nosotras elegimos Ürgüp Ballons y la verdad que, aunque nos costó más de lo esperado (pensamos que porque era temporada alta), 195 euros, la experiencia fue de 10. Lo primero que hicieron fue darnos unas pegatinas de colores para separarnos en grupos, a nosotras nos tocó el grupo azul. Tuvimos que buscar dónde estaba la gente de nuestro mismo color y apuntar nuestra información personal en un portátil. Luego, tocaba mi parte favorita, el desayuno. Era buffet libre, tanto dulce como salado y con variedad de bebidas. La verdad es que era bastante completo, no nos podemos quejar. Sobre las 5:30 nos dividimos en minibuses y nos dirigimos al lugar de despegue de globos. Yo ya estaba atacada de los nervios. Qué ilusión.
Llegamos a lo alto de una colina en Capadocia, donde ya se podían ver varios globos inflándose, iluminados por la llamarada en la oscuridad de la noche. El minibús paró al lado del nuestro y la compañía nos sacó varias fotos grupales (para poder vendérnoslas después). Nos hicieron subirnos a la cesta y el piloto, muy simpático, nos explicó las normas el vuelo. También nos enseñó una posición de seguridad de despegue y aterrizaje. Tranquilos, cero dramas, no es nada especial y apenas sentimos ambos procesos.
¿Que qué sentí una vez en el aire? Pues una mezcla de emociones difíciles de explicar. Volar en globo siempre fue uno de mis sueños y estar cumpliéndolo hizo que me emocionara. Se me saltó alguna lagrimilla no nos vamos a engañar. Ver cientos de globos alzándose sobre Göreme, mientras el sol salía y tenía el cielo de tonalidades rojas y naranjas, es algo que no tiene precio. El vuelo duró una hora y aterrizamos en un sitio diferente al despegue. Siempre es así porque no sabes a dónde te va a llevar el viento.
Una vez abajo, el capitán preparó una mesa con champán (sí, bebiendo a las siete de la mañana) y entregó unas medallas y unos bolígrafos como regalo. Además, también hubo tarta porque era el cumpleaños de uno de los turistas, ¡segundo desayuno bastante completito! Cuando terminamos, el minibús nos recogió y dejó en nuestro hotel. Preparadas para empezar nuestro primer día de turismo. La verdad es que nos hubiera venido bien dormir algo, pero ¡así es la vida del viajero! ¡Hay que explorar! Volvamos a Capadocia.
[…] una vista panorámica de las afueras de Göreme, donde nuestro guía nos explicó cómo se originó Capadocia, la cual es de origen volcánico, algo que no hubiéramos imaginado jamás, ya que las rocas que la […]
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[…] día en Capadocia. Habíamos contratado el Red Tour y, como el día anterior, el minibús pasaba a buscarnos al hotel […]