Ámsterdam, ciudad de bicicletas. Esta ciudad holandesa, ha sido sin duda alguna una de mis ciudades favoritas de Europa. No solo por sus sitios turísticos, sino que también por su gente, los paisajes, los pueblos cercanos a Ámsterdam y sobre todo… El queso holandés.
Estuve en Ámsterdam unos 6 días, los cuales aproveché al máximo para conocer toda la ciudad y sus alrededores. Tras la llegada al Aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol fui a la oficina de turismo que había en la Terminal para preguntar si tenían algún tipo de abono turístico para el transporte público. Tenían varias opciones, pero finalmente me decanté por una tarjeta que costaba 17€ y podías moverte por toda la ciudad durante 5 días.
Tras la llega al hotel dejé el equipaje y me fui al centro de la ciudad que estaba a 10 minutos en transporte público. NOTA, a no ser que seáis ricos ni se os ocurra coger un taxi porque son muy caros. Tras llegar al centro fui a comer que ya era hora y mi cuerpo me lo estaba pidiendo. A lo largo de día fui a ver varias zonas turísticas del centro de la ciudad como el museo Nemo, El barrio rojo, alguna que otra callejuela del centro, el puerto, El Bulldog CoffeeShop y el famoso cartel con las letras de “I amsterdam”.
En el segundo día, fue un día más “cultural”, un día de museos. A lo largo del día visité el Van Gogh Museum, Rijksmuseum, Madame Tussauds y la casa de Ana Frank. Para la casa de Ana Frank os recomiendo que vayáis temprano por que se forman colas de 3 horas. Tras acabar ese día cultural me dirigí a un puestito que había cerca del puerto que vendía “Frens Haringhandel”, arenques crudos. Si vas a Ámsterdam es obligatorio probar esté típico plato holandés, se compone de arenques crudos, cebolla cruda y pepinillos. Este tipo de platos para los “Mokummer” es comida rápida, como si de un McDonald’s se tratase. También es muy tipo un tipo de tiendas que las paredes están llenas de pequeñas vitrinas con comida dentro, cada una de ellas con comida típica holandesa en la que la gente paga 2 o 3€ por el plato que hay dentro.
Tienes más probabilidades de que te atropelle una bicicleta que un coche o tranvía.
El tercer día fue un día de ocio. Tampoco puedes irte de Ámsterdam sin alquilar una bicicleta y recorrer la ciudad en ella. Además, hay más probabilidades que te atropelle una bicicleta que un coche o tranvía. Una vez recorrida la ciudad en bicicleta me dirigí a la Fábrica de cerveza Heineken, que he de decir que me encantó, pienso que también es importante visitarla si vas a Ámsterdam. A la salida de la Fábrica había una tienda que vendía merchandising de la marca, el cual compré. Tras salir, me dirigí de nuevo al centro de la ciudad y decidí dar un paseo tranquilo por el centro, para salir de las zonas turísticas y ver si veía algo diferente. He de decir, que la construcción de las casas y los canales me encantaron, además del ambiente y la amabilidad de las personas.
Descubrí que había una pista de hielo y que se podía patinar en ella, y como no, entré. La entrada costa unos 3€ y si llevabas tus propios patines 1€. Tras salir de la pista de patinaje con algún que otro golpe en el cuerpo me fui al puerto a dar un paseo en barco por los canales de Ámsterdan, que son preciosos.
El cuarto día tocó salir de la ciudad y visitar un pueblo que está a unos 40 minutos en transporte público del centro de la ciudad. El pueblo que visité, fue el pueblo más bonito que he visitado nunca. Este pueblo se llamaba Zaanse Schans y es un pueblo muy famoso por sus molinos. Además de sus molinos, tenía una fábrica de queso, el cual podías probar y comprar. Es un pueblito muy pequeño pero muy acogedor, en el que los lugareños te reciben con las manos abierta y te ayudan en lo que sea.
Este pueblo es atravesado por un rio, lo que divide al pueblo en dos, una parte en la que se encuentran las casas de los lugareños y la otra parte es la de los molinos. En esta última parte además de los molinos, había campos infinitos de tulipanes que pintaban el horizonte en infinidad de colores. Tras acabar la visita del pueblo me dirigí a la fábrica de quesos, que era artesanal, a comprar un par de ellos.
El quinto día fue para comprar algún que otro suvenir y visitar el Bloemenmarkt, el mercado de flores. Había todo tipos de semillas de flores, plantas, hortalizas…
Este se encuentra junto al canal y es un sitio muy frecuentado por turistas. Tras dar un paseo por el mercado fui a la estación de trenes de Ámsterdam que estaba en frete de museo Nemo. Luego al salir y acabar de hacer las compras, me di un último paseo por la ciudad para recordar la esencia y la belleza de sus calles. Y para acabar el paseo me dirigí al hotel para recoger la maleta y tener todo preparado para volver a Madrid al día siguiente.
Sinceramente, Holanda, me parece un país precioso que tiene una cultura inigualable, unos ciudadanos ejemplares y les lleva una gran ventaja a algunos países de la Unión Europea. Sin duda alguna, Ámsterdam es una ciudad preciosa que es muy recomendable ver por todo lo que tiene y no, por tópico que tiene esta ciudad, que son los Coffeeshops y la prostitución.
Fotos de @giova_af