El vaporcito, el Guadalete, las marismas, las playas, la Prioral, el Castillito, el “pescaito frito”, el vino.… son algunos de los encantos ofrecidos por la ciudad gaditana de El Puerto de Santa María. Esta localidad andaluza constituye una gran ejemplo del puzle cultural que define a la Comunidad autónoma a la que pertenece, Andalucía. Durante años han convivido en ella multitud de pueblos y civilizaciones (romana, árabe, visigoda) que han concluido la seña de identidad propia que la caracteriza.
Situado en el sur-oeste de la península ibérica, El Puerto es uno de los municipios más conocidos de la provincia de Cádiz. Su extensión geográfica, la cual no es muy grande, recoge monumentos y parajes que reconstruyen los pedacitos de su historia. En el especial de hoy, os traemos un pequeño tour guiado por sus encantos:
Al visitar la ciudad, uno de los rasgos que más llama la atención es su estructura urbanística. Las calles del centro están ocupadas por numerosos palacetes, fruto de la actividad comercial con la América Española o de Indias en los siglos XVII y XVIII y que actualmente construyen el emblema de la ciudad. Estos edificios constituían autenticas casonas de lujo, acomodadas a los gustos y necesidades de los comerciantes (cargadores de indias). Ahora, muchos de estos palacios se encuentran en ruinas como consecuencia de la acción y paso del tiempo. Es por ello que El Puerto de Santa María es conocido también como La Ciudad de los Cien Palacio
Dentro del itinerario turístico no puede faltar la basílica principal de la localidad, la Iglesia Mayor Prioral, situada en la céntrica Plaza de España junto a la capilla de Aurora y el Museo Municipal. Su construcción data del año 1486, durante el periodo dorado de construcción de los Duques de Medinaceli. El estilo de la catedral es gótico y de ella se conserva la fachada lateral conocida como “de los pies” o “Del Perdón”. En su interior se exponen obras de gran valor como el retablo de plata de América labrado por José Medina en el siglo de Oro y que está ubicado en la capilla del Sagrario; el retablo barroco de la Capilla de la Virgen de los Milagros (Patrona de la ciudad), obra de Juan Bautista Vázquez y la composición neoclásica que da forma al altar mayor.
El Castillo de San Marcos, popularmente conocido como “el castillito”, constituye también otra de las señas de identidad del municipio. La fortificación conserva rasgos islámicos típicos de la mezquita árabe a partir de la cual fue construida en 1260 durante la ocupación de Alfonso X El Sabio, quien, tras la conquista de la ciudad a los musulmanes, renombró a la misma con la actual denominación de El puerto de Santa María, abandonando así el nombre de Alcanatif que por entonces recibía. Asimismo, su cuerpo arquitectónico comprende terminaciones abovedadas y cuatro torres de planta hexagonal (dos de ellas) y cuadrangular (las dos restantes).
Conjuntamente, la Plaza de Toros es otra de las visitas obligatorias. El coso taurino portuense es famoso por ser uno de las más prestigiosos y el más grande de España. Así, en el pasillo de su “puerta grande” figura un mosaico con la cita pronunciada en un coloquio por el célebre torero Joselito “el gallo”: «Quien no ha visto toros en El Puerto, no sabe lo que es un día de toros».
El recorrido turístico debe englobar también La Plaza Isaac Peral, donde se encuentra el actual ayuntamiento; El Penal, famoso por la custodia de reconocidos presos políticos durante la II República y la dictadura militar franquista; la antigua lonja, actualmente convertida en discoteca y la Plaza de las Galeras Reales, en honor a las instalaciones que en los siglos XVI y XVII la ciudad ofrecía para guardar las galeras reales que, posteriormente, protagonizaron importantes expediciones navales de carácter militar.
Por su parte, las bodegas son otro de los ingredientes típicos de la ciudad. Actualmente, la red bodeguera de El puerto constituye una de las tradiciones más arraigadas de la ciudad, de la que resulta el vino, materia prima por excelencia derivada de las viñas gaditanas. La industria enológica comenzó a desarrollarse en el siglo XX tras un arduo periodo de recesión en el que el imperio español perdía sus últimas colonias de ultramar, y del que nació uno de los elementos definitorios de la gastronomía portuense contemporánea. La ruta de las bodegas más destacada incluye las Bodegas Caballero, las Bodegas Osborne, las Bodegas Terry y, por último, las Bodegas 501.
El Puerto de Santa María ha visto nacer a multitud de artistas consagrados en el mundo del arte, la gastronomía y el deporte. Así, dos de los establecimientos culturales más esenciales de la ciudad llevan el nombre de dos ilustres figuras literarias: El Teatro Pedro Muñoz Seca y La Fundación Rafael Alberti, edificada en la propia casa del escritor.
El parque natural Los Toruños es una de las reservas naturales más valiosas de la Bahía de Cádiz gracias a su alto beneficio ecológico. Situado en los términos municipales de El Puerto de Santa María y Puerto Real, es reconocido como patrimonio cultural de la comunidad andaluza, por su perfecta combinación de ocio, cultura, naturaleza y deporte. Sus 1000 hectáreas de terreno se extienden a lo largo del Río Guadalete y sus marismas, lo que hace de su paisaje una excelente simbiosis entre el ecosistema medioambiental y la ciudad. El parque es conocido como el pulmón verde de la Bahía en el que se conserva una amplia biodiversidad. De su fauna se destacan especies como los charrancitos y chorlitejos. La flora, por su parte, se compone de la vegetación típica del ambiente marismeño, como son los pinares, sabinares y enebros costeros; además de un valioso sistema dunar, donde resalta el barrón.
Entre sus puntos de interés se encuentran también sus playas (playa del Río San Pedro y playa de Levante). Y, a nivel arquitectónico, cuenta con un Premio Nacional por la construcción de su puente-mirador de madera.
En vocación de servicio público, el parque ofrece actividades de senderismo (con 30 kilómetro de ruta) y náuticas (además de Kayak y paddelsurf), incluidas en dos tipologías diferentes de circuitos deportivos; acampada, alquiler de bicicletas, tren turístico y ecohuertos.
Junto a él, la ciudad ofrece una ruta guiada por las salinas, La salina de la tapa, donde se desvelan todos los detalles que conlleva la tradicional práctica de la extracción de sal, ese ingrediente culinario que condimenta muchas de nuestras comidas.
Si hay algo que gusta del sur, eso son su playas. La línea costera andaluza es bastante amplia, de manera que, incluso sus extensiones más reducidas a nivel geográfico como nuestra protagonista, El Puerto de Santa María, comprenden largas superficies de mar. La zona costera portuense abarca varios kilómetros de arena fina y blanca, acompañada de aguas transparentes. El carácter cristalino del agua es posible dada la amplitud del golfo gaditano en el que se localiza y las corrientes generadas por la afluencia del río Guadalquivir. La ruta de playas incluye los nombres de las más frecuentadas por sus habitantes y el turismo: playa de la Puntilla, playa de Levante (retirada del núcleo urbano, en el Parque Natural de Los Toruños), playa de Fuentebravía (el buzo, las redes, el ancla, el manantial), playa de Valdelagrana, playa de La Muralla y La Calita.
Junto a ellas se ubican los paseos marítimos de la ciudad y los bares y restaurantes como los integrados por la zona portuaria de Puerto Sherry (pueblo marinero), la urbanización de Valdelagrana y el Paseo de la bajamar. En este último encontramos el muelle donde navega y atraca el catamarán, transporte marítimo público de la localidad que sustituye al simbólico y tradicional Vaporcito de El Puerto. Este, tras haberse hundido 2 veces, yace en el varadero.
La gastronomía es otro de los puntos fuertes sureños. La variedad de productos que ofrecen de manera conjunta el mar y el campo, hacen de El Puerto de Santa María una ciudad que destaca también en términos culinarios. Una de las recomendaciones más clásicas es el popular bar “er beti”, donde se ofrece una variada selección de platos típicos de la localidad costera. Son famosos sus montaditos de carne mechada. Pero si lo que queremos es disfrutar de la selección de pescados y mariscos, el restaurante La Dorada se convierte en una parada obligatoria. La freiduría Romerijo es también famosa por la venTa de “pescaito frito” (cazón en adobo, boquerones, acedías, chocos, huevas…) y marisco fresco; constituyendo uno de los puntos más turísticos de la ruta gastronómica de la ciudad. Por su parte, el sabor a mar más autentico lo podemos encontrar en Aponiente, el restaurante de alta cocina de Ángel león. Tanto el cocinero portuense como su local son conocidos por la elaboración de platos merecedores de estrella Michelin que tienen el plancton como materia prima.
Por su parte, La Cervecería El Puerto es la cervecería “de siempre” y, para los amantes del vino, la Bodega Obregón es la taberna indicada. Este local es una superficie prolongada de las bodegas que conforman la empresa enológica Obregón en la que cada domingo puede degustarse una tapa del menú del día junto a la copa de vino que se desee (Fino, Manzanilla, Oloroso, Cream, Pedro Ximenez, Moscatel, Moscatel blanco y Mosto). También hay otra gran variedad de platos en la carta y más opciones de bebida (cerveza, refrescos…) para quien así lo prefiera.
Y, si hablamos de repostería, las tejas artesanas son el dulce “estrella” de El Puerto de Santa María. El local “Cien Palacios”, cuyo nombre alude al seudónimo coloquial de la ciudad, es el más famoso por la elaboración y venta de las mismas. Asimismo, la heladería italiana “Da massimo” ha conquistado el corazón del casco urbano desde su apertura en 2009 y se ha convertido en la heladería más visitada y conocida desde entonces.
[…] Por Paula Piñero […]